Cada 21 de marzo, el Día Mundial del Síndrome de Down nos invita a reflexionar sobre los avances en inclusión y autonomía de las personas con esta condición, así como los desafíos que aún persisten. En Chile, el camino hacia la vida adulta de las personas con Síndrome de Down ha sido impulsado por políticas inclusivas, el fortalecimiento del apoyo familiar y la formación de profesionales en áreas clave, como la Terapia Ocupacional.
El director de la Escuela de Terapia Ocupacional de la Universidad Andrés Bello Mauricio Quidel, destaca que, “si bien la Ley 20.422 ha sido un pilar fundamental para garantizar la igualdad de oportunidades, aún es necesario avanzar en la implementación de estrategias que promuevan la autodeterminación y la autonomía”. En este sentido el académico señala que los Programas de Integración Escolar (PIE) implementado en los establecimientos educacionales, han permitido que jóvenes con Síndrome de Down desarrollen habilidades académicas y sociales que facilitan su inserción en la sociedad, pero es clave fortalecer el acompañamiento en la transición hacia la vida adulta.

Inclusión laboral

En el ámbito laboral, los esfuerzos por generar espacios de trabajo inclusivos han sido significativos. Empresas y organizaciones han comenzado a integrar a personas con Síndrome de Down en distintos sectores productivos, reconociendo su valioso aporte.
“El acceso a una vida independiente también ha experimentado avances. Diversos programas promueven el desarrollo de habilidades para la vida diaria, el autocuidado y la participación social. No obstante, para que la inclusión sea efectiva, es fundamental contar con iniciativas que brinden acompañamiento en esta etapa de transición y refuercen el papel de la comunidad en la inclusión social”.
Quidel también indica que “el Día Mundial del Síndrome de Down es una oportunidad para visibilizar el impacto positivo de las políticas de inclusión y, al mismo tiempo, renovar nuestro compromiso con una sociedad donde todas las personas puedan desarrollar sus proyectos de vida con autonomía y dignidad”.
 En este contexto, el desafío sigue siendo generar estrategias a largo plazo que permitan a las personas con Síndrome de Down ejercer sus derechos plenamente y vivir en una sociedad más inclusiva y accesible para todos.

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