Con gran alegría, aplausos, agitando pañuelos blancos, la comunidad diocesana de Osorno recibió al obispo Jorge Concha Cayuqueo en la Catedral San Mateo Apóstol este domingo en la eucaristía, en que asumió como pastor titular de la Iglesia local.
Los fieles venidos del centro, de Rahue, de la costa y la cordillera repletaron el templo mayor para festejar, acoger y agradecer a Dios por la llegada del nuevo pastor de la Iglesia osornina, quien de manera previa a la celebración eucarística realizó la profesión de fe y fidelidad a la Iglesia, en presencia del Nuncio Apostólico, mons. Alberto Ortega, los obispos presentes y el clero diocesano.
Tras la ceremonia, que fue transmitida en directo por Radio La Voz de la Costa, monseñor Jorge Concha, señaló estar contento por la concurrencia y el respaldo recibido por el universo religioso, laicos y ciudadanos.
En su primer mensaje como obispo titular de Osorno, mons. Jorge Concha Cayuqueo , llamó a vivir con los pobres, a una Iglesia misionera, a rechazar los abusos sexuales que han existido y, a renovar las estructuras de la Iglesia:
Agregó que “Vivimos un tiempo muy especial, tiempo con dolores como de parto. Esperemos que lo que vivimos como nación nos permita transitar hacia un país más justo y que seamos de verdad un país de hermanos y hermanas, en que disminuyan o se terminen tantas brechas, desigualdades, discriminaciones que no son de la vida entre hermanos. Esto no tiene color político partidista, es una demanda de humanidad, de mayor dignidad y que sin duda por todos es deseado y buscado”.
En la ceremonia, el padre Dennis Paredes, párroco de la parroquia Sagrado Corazón, en representación de la Iglesia diocesana, dio la bienvenida al nuevo Pastor:
El sacerdote diocesano se dirigió al obispo Jorge, y expresó que como clero y consagrados y consagradas “le manifestamos nuestra disposición a colaborar y a dejarnos acompañar. Usted ya nos conoce y ratificamos nuestro deseo de vivir la comunión, la fraternidad y la reconciliación, vivimos en la esperanza y trabajamos para que pueda venir el Reino”.
También se refirió a la contingencia social “donde el abuso de poder y la represión se abalanzan contra los que alzan las voces y se movilizan en las calles reclamando los derechos y una vida con dignidad, realidades en las que nuestra Iglesia también se ha visto involucrada y ha perdido credibilidad como institución, por ello es importante que no demos la espalda al clamor del pueblo que sufre las desigualdades sociales, por lo cual debemos impulsar nuestra misión profética, no dejarnos amedrentar por la crítica mal intencionada, sino ser portador de lo más preciado y fundamental para nosotros: La Palabra del Señor”.
Ese mensaje fue rescatado por el sacerdote Américo Vidal, capellán de Gendarmería, quien fue el más destacado opositor al ex obispo Juan Barros en el pasado reciente.
De distintas diócesis de nuestro país llegaron hasta la Iglesia osornina algunos obispos para acompañar al nuevo obispo de Osorno:
Mons. Bernardo Bastres Florence, obispo de Punta Arenas; mons. Luís Infanti de la Mora, de la Diócesis de Aysén; mons. Fernando Ramos Pérez, de la Arquidiócesis de Puerto Montt; el Administrador Apostólico de Valdivia, pbro. Gonzalo Espina Peruyeo; mons. Francisco Javier Stegmeier Schmidlin, de la Diócesis de Villarrica; mons. Sixto Parzinger Foidl, obispo emérito de Villarrica; mons. Héctor Vargas Bastidas, sdb, de la Diócesis de Temuco, mons. Juan Ignacio González Errázuriz, obispo de San Bernardo, mons. Celestino Aós Braco, de la Arquidiócesis de Santiago, Mons. Galo Fernández Villaseca, de la Diócesis de Talca, Mons. René Rebolledo, de la Arquidiócesis de La Serena y mons. Fernándo Chomalí Garib, de la Arquidiócesis de Concepción.
Por su parte, monseñor Rene Rebolledo, ex obispo de Osorno, señaló su satisfacción de regresar a la diócesis junto a esta ceremonia.
El Nuncio nuncio apostólico en Chile, monseñor Alberto Ortega Martín, se mostró agradecido de participar en la ceremonia, que demostraba un paso de unidad en la Iglesia Chilena.
El Nuncio Alberto Ortega, expresó que en estos tiempos de crisis, la Iglesia puede ofrecer una gran contribución a la sociedad viviendo con verdad y con humildad su propia identidad. El llamado de obispos y administradores apostólicos al Pueblo de Dios para este tiempo en Chile ha sido una invitación a orar, a participar en diálogos ciudadanos, a servir a los que más sufren y a discernir el querer de Dios para buscar nuevas formas de servir como Iglesia a todos nuestros hermanos.
Finalmente, señaló que : “La Iglesia chilena tiene una rica historia de fe y de santidad y creo que los errores y delitos de algunos de sus miembros no deberían hacernos olvidar que la Iglesia, que somos todos los bautizados, nos ofrece lo más grande que tenemos, que es la presencia del Señor. La Iglesia es el Pueblo de Dios que continúa hoy entre los hombres la misión salvadora de Jesucristo.”